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¡Hola a todos!

Hoy, en vez de contabilizar las semanas de confinamiento (que son muchas, por no decir demasiadas y sin sentido), ¡¡por fin entramos en fase 1 los que la semana pasada estábamos en el 0.5!! No es que no haya medidas que no encuentre contradictorias (como por ejemplo que los residentes en Barcelona no puedan moverse si no es por trabajo), pero como esto no es un blog político, vamos a tratar algo que creo que os va a interesar (y mucho).

Volviendo a la ansiada fase 1 (y para los que me leéis desde otras provincias que ya estáis en fase 2), ahora podremos empezar a disfrutar de más momentos al aire libre, de más libertad. ¿Y qué ocurre cuando hace bueno? Respecto a la salud, pueden ocurrir muchas cosas, como, por ejemplo: deshidratación (hay que beber agua y hacer especial hincapié en niños y mayores), quemaduras solares (os invito a leer mis posts de fotoprotección) y picadas de insectos. No sé vosotros, pero me acuerdo cuando era pequeña, que los mosquitos solo salían de sus escondites de noche en verano, pero ahora amigos, ocurre siempre (es como por ejemplo cuando celebrábamos la castañada con abrigo y ahora en camiseta). No importa si es de día o de noche, no importa si es verano o no, que los mosquitos están siempre al acecho. Y de esto va nuestro post de hoy.

Es cierto que lo tendría que haber publicado hace alguna semana, pero he querido seguir con el rigor científico que me inculcaron cuando realizaba mi tesis doctoral y mostrar los resultados después de un experimento de semanas. Si, habéis leído bien, en casa llevamos unas semanas de experimento (los conejillos de indias somos Candela y yo) y como nos ha funcionado genial, lo vamos a compartir.

Quien me conoce, sabe que a mi no me pican los mosquitos, a mi me muerden cual ave carroñera ataca a su presa. Sinceramente, no sé porque tienen esa extraña obsesión conmigo, pero es lo que hay. Más de una vez me han dicho que es por tener la sangre muy dulce (¿y entonces los diabéticos como lo tendrían que hacer?), pero es un tema de olores que atraen al mosquito, ya que éste no es tan inteligente como para discriminar a una presa de otras porque sí. Una forma de atraerlos es mediante el sudor, ya que, en el sudor, hay sustancias de desecho, como el ácido láctico y el amoníaco que hacen que les seas irresistible. Además, las personas que tenemos pieles sensibles (rosácea, dermatitis atópica, psoriasis, lupus…), al tener una hiperreactividad de la piel, hace que la picadura sea mucho más exacerbada y que tras el rascado (que nunca debemos de hacer, aunque es muy tentador), nos pique todavía más. Como curiosidad, durante el embarazo no me picó ninguno (no sé si a alguien más le ha pasado o se ha dado cuenta de ello).

Así que volvemos al experimento. Antes de todo, estuve haciendo una revisión de lo que hay en el mercado para menores de 1 año de edad y lamentablemente no hay nada. Es más, la mayoría de productos que hay en el mercado no son aptos para menores de 36 meses (3 años), pero sí que podemos encontrar algún candidato interesante. Y en mi lucha por buscar lo más natural posible (una obsesión de mami), decidí optar por la fitoterapia, una vieja y conocida amiga mía. Así que cada mañana y cada tarde Candela y yo nos pusimos unas gotas de aceite esencial de citronela. En mi caso, aplico unas gotas en muñecas, tobillos y nuca y en el caso de Candela, en la hamaquita al lado de la cabeza y pies, detrás de las rodillas (porque eso no se lo mete en la boca) y en la espalda. Además, después de ventilar las habitaciones, en un aromadifusor pongo unas gotas de una sinergia antimosquitos para que no se me cuele ninguno, y tengo que decir que mano de santo. A día de hoy (y llevamos casi 4 semanas con el invento), no nos ha picado ninguno (y eso que, cuando el día y el trabajo lo permiten, estamos todo el día en la terraza). Es cierto que no todo es perfecto: el olor no es el mejor del mundo, pero a mi que no me piquen los mosquitos, es un gran paso y por eso el olor es algo secundario. Por si este protocolo no fuera suficiente, tenemos aceite de espliego. Es cierto que para tema de mosquitos no lo hemos tenido que usar, pero para algún granito si y nos fue genial.

Como veis, es una rutina sencilla, rápida y efectiva y con el plus que es ecofriendly, para todos los que nos preocupe el tema del medio ambiente, apta para bebés y para pieles (muy) sensibles. Eso sí, como cualquier rutina, hay que llevarla a cabo.

Para cualquier duda que tengáis respecto a las picaduras de insectos o cualquier cosa, estamos a vuestra disposición.

Además, desde la semana pasada ya estamos atendiendo dentro del local de la farmacia con un aforo máximo de 2 personas para garantizar la seguridad de todos. Para todas aquellas personas que todavía no puedan desplazarse a la farmacia, seguimos con el servicio de entrega a domicilio (en Sant Vicenç dels Horts). Por último, desde esta semana volvemos al servicio de dermoanálisis (cabello, piel y uñas) siguiendo unas estrictas medidas de higiene y seguridad. Como siempre, este servicio se hará con cita previa.

Espero que os haya gustado este post… y ¡hasta el siguiente!

¡¡Feliz semana!!

Cristina

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